EMFERMEDADES DEL SISTEMA OSEO

a) Fracturas y contusiones:

Una fractura es cualquier rotura de un hueso. Las fracturas de los huesos de las extremidades suelen clasificarse en diversas formas: · Parcial: rotura incompleta a través del hueso. · Completa: la que interesa todo el hueso; este último se separa en dos partes. · Cerrada o simple: en ella el hueso fracturado no atraviesa el téjido cutáneo. · Abierta: los extremos rotos del hueso fracturado sobresalen a través de la piel. · Conminuta: el hueso queda reducido a esquirlas en el sitio de impacto, y se observan fragmentos menores de hueso, entre los dos principales. · En rama verde: fractura parcial en la que un lado del hueso se rompe y el otro se encorva; ocurre solamente en niños. · Espiral: la línea de rotura sigue una dirección espiral con relación al eje del hueso, y éste se halla torcido. · Transversa: la que forma un ángulo recto con el eje del hueso. · Con impacción (encajamiento): fractura en la que un fragmento penetra en el otro. · Fractura de Pott: fractura del extremo inferior del peroné o fíbula, con traumatismo intenso de la articulación distal de la tibia. · Fractura de Colles: fractura del tercio inferior de radio y cúbito o ulna, con desplazamiento de los fragmentos distales hacia atrás. · Con desplazamiento: en ella, no se conserva el alineamiento anatómico de los fragmentos óseos. · Sin desplazamiento: fractura en la que se conserva el alineamiento anatómico de los fragmentos óseos.


cura o tratamiento:

Las tres opciones principales para el tratamiento de fracturas de huesos son:
Inmovilización con férula.
Reducción abierta y fijación interna.
Requiere una operación quirúrgica para reparar la fractura. Con frecuencia se utilizan varillas de metal, tornillos o placas para reparar el hueso, los cuales se mantienen fijos, debajo de la piel, después de la cirugía. Este procedimiento se recomienda en los casos de fracturas complicadas que no se pueden realinear (reducir) con una férula, o cuando el uso prolongado de una férula no es recomendable.
Reducción abierta y fijación externa. Requiere una operación quirúrgica para reparar la fractura y la colocación de un aparato para fijación externa del miembro fracturado. Este aparato es un marco externo que sostiene al hueso y lo mantiene en la posición correcta mientras se consolida. Por lo general, esta técnica se aplica a las fracturas complejas que no pueden repararse por medio de la reducción abierta y la fijación interna.





procedimiento:
Se hace una incisión sobre el hueso fracturado, mientras el paciente se encuentra sin sentir dolor (bajo anestesia general o local). Se coloca el hueso en la posición correcta y se fijan los tornillos, clavos o placas al hueso o dentro de éste, ya sea de forma temporal o permanente. Se ligan o cauterizan los vasos sanguíneos que se hayan lesionado. Si un examen de la fractura muestra que se ha perdido parte del hueso como resultado de la fractura, especialmente si hay un espacio entre los extremos quebrados, el cirujano puede decidir que es necesario hacer un injerto de hueso para evitar que se retarde el proceso de consolidación.
Si el injerto no es necesario, la reparación de la fractura puede hacerse a través de uno de los siguientes métodos:
a) se atraviesa la fractura con uno o más tornillos para sostenerla;
b) se coloca una placa de acero con tornillos insertados en el hueso;
c) se introduce un clavo de metal acanalado con huecos por uno de los extremos, a lo largo del hueso y luego se pasan los tornillos atravesando el hueso y el hueco del clavo. En algunos casos, es necesario hacer una reparación microquirúrgica de los vasos sanguíneos y de los nervios después de este tipo de estabilización. Luego, se sutura la incisión de la piel en la forma usual.





cuidados postoperatorios:

La ventaja de la fijación interna es que permite, por lo general, la movilización temprana y una consolidación más rápida del hueso. No es necesario ni recomendable, por motivo alguno, retirar el aparato de fijación interna, a menos que cause problemas. El pronóstico a largo plazo es excelente. El tiempo de permanencia en el hospital depende de diversos factores tales como la condición del hueso, la presencia de infección, el estado de irrigación sanguínea y nerviosa y la presencia de otras lesiones. Los huesos de los niños se consolidan rápidamente, por lo general, en seis semanas.

b) Infecciones: Atacan directamente al tejido.

tratamiento:

Reposo absoluto, tratamiento del estado general (transfusiones, vitaminas, medicamentos) y tratamiento antibiótico, en este último se prefiere a los bactericidas y debe ser intenso y prolongado sin espera de cultivo; y puede empezarse con penicilinas y un antibiótico de más amplio espectro; cuando un antibiótico no controla el cuadro, debe cambiarse a las 72 horas.
Si el absceso es evidente, drenarlo sin demora (UBI PUS, IVI EVACUA); en niños, además realizar perforaciones para determinar si hay pus en el canal medular, en los adultos cauterización.
Generalmente se trata de Estafilococo aureus, sensible a la penicilina (30 a 40 millones diarios). Cuando es el estreptococo, la infección es más violenta y grave, pero rara vez se hace crónica.
La inmovilización con férula de yeso en posición funcional nunca debe ser menos de dos meses y la deambulación debe empezar después de un mes de ejercicios en cama, no olvidar el peligro de la fractura patológica y el desprendimiento epifisiario. Hecho el diagnóstico y el tratamiento antes de 48 horas, se calcula que el 40% puede curar íntegramente, sin necesitar ninguna cirugía.

c) Raquitismo: Deformación en los huesos por falta de vitamina D, necesaria para fijar o absorber el calcio. En este trastorno existe una hipovitaminosis D, a raíz de la cual el cuerpo es incapaz de transportar calcio y fósforo del tubo digestivo a la sangre para su utilización por el tejido óseo. Como resultado, se interrumpe la degeneración del cartílago epifisario y se continúa la producción de tejido cartilaginoso. Ello origina que el cartílago mencionado adquiera un diámetro mayor que el normal; al mismo tiempo, la matriz blanda depositada por los osteoblastos en la diáfisis no se calcifica, y el hueso permanece blando. El método para la curación y prevención del raquitismo consiste en agregar cantidades abundantes de calcio, fósforo y vitamina D a la dieta.

sintomas:

Los síntomas pueden incluir:
Dolor de hueso y sensibilidad
Deformidades del esqueleto y/o del cráneo
Piernas arqueadas o rodillas malformadas
Deformidad o curvatura en la columna
Pecho de paloma (protuberancia del hueso del pecho)
Crecimiento deficiente, ocasionando baja estatura
Susceptibilidad a la fractura de huesos
Deformidades dentales
Formación dental retrasada
Defectos dentales
Aumento de caries
Pérdida del apetito o del peso
Dificultad para dormir
Desarrollo empobrecido del tono muscular
Debilidad muscular
Lento aprendizaje para caminar, en el caso de los niños

tratamiento:

El tratamiento intenta:
Corregir las causas subyacentes
Aliviar o revertir los síntomas
El tratamiento de las causas subyacentes podría incluir:
Agregar lo siguiente en su dieta:
Productos lácteos fortificados con vitamina D
Alimentos con una alta concentración de vitamina D (como pescado grasoso, yema de huevo y verduras verdes)
Suplementos de vitamina D, calcio y otros minerales
Vitamina D biológicamente activa
Una exposición adecuada a la luz del sol, sin excesos
Tratamiento de los Síntomas
El tratamiento para aliviar o corregir los síntomas puede incluir:
Usar aparatos que reduzcan o prevengan las deformidades de los huesos
Cirugía, en casos severos, para corregir la deformidad ósea

d) Osteoporosis: Es una trastorno óseo característico de la edad madura y la vejez. La osteoporosis ataca al esqueleto en su totalidad, de modo especial la columna vertebral y la extremidad inferior; conforme la columna se achica y encorva, el tórax queda a nivel más bajo y las costillas descienden y se acercan al anillo pélvico. Este trastorno origina distensión gastrointestinal y disminución generalizada del tono muscular. Los factores que intervienen en la resorción ósea incluyen disminución de estrógenos, absorción deficiente de calcio, hipovitaminosis D, pérdida de masa muscular, inactividad y dietas ricas en proteínas.

tratamiento:

Debido a que el hueso perdido no puede reemplazarse, el tratamiento para la osteoporosis se enfoca en la prevención de pérdida adicional de hueso. El tratamiento es frecuentemente un esfuerzo de un equipo que consta de un médico de familia o internista, cirujano ortopeda, el ginecólogo y un endocrinólogo.
Mientras la terapia de alimentación y ejercicio frecuentemente son los componentes claves de un plan de tratamiento para la osteoporosis, hay otros tratamientos también.
Terapia hormonal sustitutiva (también conocida como HRT, sus siglas en inglés) se recomienda frecuentemente para mujeres con alto riesgo para la osteoporosis como prevención la pérdida de hueso y reducir el riesgo de fractura. Una medida de densidad ósea cuando la menopausia comienza puede ayudar a usted decidir si HRT es para usted. HRT no es sin ningún riesgo, incluyendo el riesgo más alto de cáncer de seno. Debe connsultar a su médico.
Nuevos anti-Estrógenos como los moduladores selectivos del receptor de estrógeno (también conocido por SERMS, sus siglas en inglés), se han introducido. Ellos aumentan la masa ósea, disminuyen el riesgo de las fracturas de espina y disminuyen el riesgo del cáncer del seno.
Calcitonina es otro medicamento utilizada para disminuir la pérdida del hueso. Este medicamento en forma de "spray" nasal aumenta la masa ósea, disminuye fracturas de la espina y puede ofrecer algún alivio de dolor. Bisfosfonatos, incluyendo alendronato, aumenta notablemente la masa ósea y previene fracturas de la cadera y la espina. HRT, alendronato, SERMS y calcitonina todos ofrecen al paciente de osteoporosis una oportunidad de no sólo aumentar masa ósea, sino también significativamente reducir el riesgo de fractura. Prevención es preferible que esperar hasta que tratamiento sea necesario.

f) Hematrosis: Presencia de sangre en las articulaciones.


El tratamiento conservador consiste
en reposo, analgésicos (Tipo acetaminofen. Hay que recordar que no se deben emplear AINES ni derivados del ASA),
frio intermitente, inmovilización de la articulación y por supuesto el FACTOR ANTIHEMOFÍLICO deficiente en el paciente.
Pero cuando no se ha realizado este tratamiento de manera oportuna y ya la articulación presenta un daño o si este tipo
de tratamientos conservadores además de la fisioterapia y la rehabilitación fracasan, se pueden practicar otras técnicas
tales como sinovectomía quirúrgica o la sinovectomía no Quirúrgica (química e isotópica). Sinovectomía quirúrgica: El
objetivo de la misma es eliminar la máxima cantidad de tejido sinovial inflamado dejando desprovista a la cápsula
articular de membrana sinovial con objeto de evitar su proliferación. Está indicada en: lesiones articulares evolucionadas
que requieran reconstrucción, sinovitis profusas con compresión neurológica, tenosinovitis que no responde a tratamientos
menos agresivos y en general, cuando fracasen tratamientos más conservadores. Entre los inconvenientes de esta
técnica cabe destacar: el riesgo de la anestesia, la necesidad de hospitalización durante 2 semanas, precisa de una
rehabilitación prolongada y aunque proporciona un alivio temporal de la sintomatología durante 3-5 años con frecuencia
se producen recidivas ya que no es posible eliminar toda la sinovial afectada. Sinovectomía radioactiva,
radiosinovectomía, radiosinoviortesis o sinoviortesis radioactiva: Consiste en la inyección intraarticular de partículas
procedentes de una suspensión coloidal radioisotópica, estas sustancias radioactivas están siendo utilizadas cada vez
más para el tratamiento de muchas alteraciones relacionadas con la cirugía ortopédica.

g) Hidratosis: Presencia de líquido ceroso en las articulaciones.

tratamiento:

Con el fin de realizar una decisión racional hay que considerar cada paciente en particular y evaluar riesgos y beneficios, indicaciones y contraindicaciones.
El fármaco de primera elección es el ALBENDAZOL (ABZ). Su metabolito activo es el sulfóxido de albendazol, el cual alcanza concentraciones óptimas en sangre e intraquísticas ya a las 24 horas de comenzada su administración. Como consecuencia de su acción disminuye la tensión intraquística, se inactivan los protoescólices y se altera la integridad de las membranas quísticas.

h) Dislocación: Movimiento brusco que provoca que el hueso salga de su ubicación original.

tratamiento:

Coloque la pierna o el brazo en la posición más cómoda posible. Si es un brazo, colóquelo en un cabestrillo, y si es una pierna pòngale una almohada o una manta arrollada debajo.
Aplique compresas de agua fría a la coyuntura. Las dislocaciones, aunque dolorosas, pueden dejarse sin atender durante varias horas sin que causen mucho daño. En la mayoría de los casos es difícil volver a llevar el hueso a su sitio. Al tratar de hacerlo, las personas inexpertas generalmente empeoran la situación. Si no se pone cuidado al tratar de corregir una dislocación en una posición que agrave la lesión. La presión puede lesionar los nervios y, si se aplica sobre los vasos sanguíneos, puede dificultar la circulación de la sangre

i) Enfermedad de Paget: Se caracteriza por engrosamiento y ablandamiento anormales de los huesos, y rara vez se presenta en individuos menores de 50 años. Se desconoce la causa o etiología de la enfermedad. Al parecer, existe falta de coordinación entre los osteoblastos, que producen tejido óseo, y los osteoclastos, cuya función es la resorción de dicho tejido; con ello se altera el equilibrio entre la formación y destrucción de hueso. La enfermedad de Paget ataca cráneo, pelvis y huesos de las extremidades.

tratamiento:

No todos los pacientes necesitan tratamiento. Por ejemplo, los pacientes que tengan únicamente exámenes de sangre anormales pueden no necesitar tratamiento.
Las personas con enfermedad de Paget que son comúnmente tratadas abarcan:
Pacientes con deformidades
Pacientes sin ningún síntoma cuando ciertos huesos (como los huesos que soportan peso) están comprometidos, especialmente si los cambios óseos están progresando rápidamente, para reducir el riesgo de fracturas
Pacientes con síntomas
El tratamiento farmacológico previene la descomposición mayor del hueso. Actualmente, hay varias clases de medicamentos empleados en el tratamiento de la enfermedad de Paget y abarcan:
Bifosfonatos: estos fármacos son el tratamiento de primera línea y ayudan a incrementar la densidad ósea. Los tipos de bifosfonatos comprenden:
alendronato (Fosamax)
etidronato (Didronel)
pamidronato (Aredia)
risedronato (Actonel)
tiludronato (Skelid)
ácido zoledrónico (Zometa)
Calcitonina: esta hormona está involucrada en el metabolismo de los huesos. Los tipos comprenden:
intranasal (Miacalcin)
subcutánea (Calcimar)
Plicamicina (Mitrhracin)
Igualmente, se pueden administrar analgesicos o medicamentos antinflamatorios no esteroides (AINES) para el dolor.
La enfermedad de Paget localizada no requiere tratamiento si no hay síntomas ni evidencia de enfermedad activa. Se puede requerir la cirugía ortopédica para corregir una deformidad específica en los casos graves.

j) Osteomielitis: El término osteomielitis incluye todos los trastornos infecciosos del hueso, que pueden ser localizados o diseminados, e incluir periostio, médula ósea y cartílago. Diversos microorganismos pueden dar origen a la infección ósea, pero los más frecuentes son las bacterias conocidas como Staphylococcus aureus. Estas bacterias llegan al hueso por diversos medios: la corriente sanguínea, una lesión (como una fractura) o una infección. La infección suele destruir áreas óseas bastantes amplias, diseminarse a articulaciones cercanas y, en raras ocasiones, producir la muerte por abscesos. Los antibióticos han sido eficaces para tratar esta enfermedad y evitar que se disemine en áreas extensas de hueso.

tratamiento:

En la osteomielitis que generalmente es secundaria, debe realizarse un tratamiento antimicrobiano y quirúrgico combinado. Por regla general, en la osteomielitis hematógena puede prescindirse de la cirugía, ya que el tratamiento antibiótico suele tener éxito. No obstante, después de una semana de tratamiento antibiótico, debe apreciarse una desaparición completa o clara remisión de los síntomas infecciosos. En caso contrario, hay que descartar complicaciones como, por ejemplo, abscesos subcutáneos, subperiósticos o también intramedulares, o la formación de secuestros. En la mayor parte de estos casos, es mejor intervenir quirúrgicamente que administrar otra pauta de antibióticos, en especial cuando el primer antibiótico administrado era activo contra el germen aislado. La utilización de antibióticos constituye un tratamiento adecuado en la mayor parte de las osteomielitis aguda. En la tabla, se muestran los principios activos indicados en estos casos. La monoterapia suele ser adecuada en el tratamiento de la osteomielitis con excepción de las infecciones protésicas y en la osteomielitis crónica; en estas indicaciones se administra, por regla general, una combinación de antibióticos que incluye rifampicina. Lo habitual es un tratamiento parenteral durante cuatro a seis semanas. No obstante, al administrar fluoroquinolonas, puede pasarse de forma precoz del tratamiento parenteral a la administración oral. La clindamicina presenta una buena biodisponibilidad tras la administración oral y penetra bien en el tejido óseo. Se recomienda para un tratamiento oral a largo plazo en el caso de patógenos sensibles, ya sea sola o en combinación. En los últimos años, las fluoroquinolonas han demostrado su eficacia gracias a su excelente biodisponibilidad tras la administración oral y a sus buenos resultados en los modelos de infección1. El tratamiento de la osteomielitis causada por S. aureus precisa de una administración parenteral de penicilinas semisintéticas o de vancomicina más prolongada. No obstante, este tratamiento conlleva riesgos y complicaciones considerables que suponen una mayor estancia hospitalaria, como por ejemplo, infecciones de catéter y el incremento del coste de la hospitalización. Varios estudios han demostrado que el tratamiento oral con rifampicina combinada con ciprofloxacino, ofloxacino o ácido fusidínico (no se comercializa en Alemania para el tratamiento oral) es muy eficaz en las infecciones óseas estafilocócicas, incluso en presencia de implantes o material protésico. Se han obtenido resultados muy favorables especialmente con la combinación de ciprofloxacino y rifampicina con gérmenes sensibles debido a la buena acumulación intracelular y a la actividad frente a estafilococos formadores de biopelículas2. En la osteomielitis hematógena del niño debe realizarse un tratamiento antibiótico parenteral corto seguido de la administración oral de antibióticos durante varias semanas. En la osteomielitis crónica del adulto, el tratamiento debe extenderse a menudo durante un tiempo prolongado de hasta 24 semanas. En este caso, también pueden utilizarse cotrimoxazol o fluoroquinolonas. Por motivos económicos, se ha impuesto, en los últimos años, el tratamiento ambulatorio, incluso el tratamiento antibiótico parenteral. Entre el 10-20% de la ceftriaxona difunde desde el plasma al tejido óseo, de forma que, en general, se alcanzan las concentraciones antibacterianas activas necesarias. Su prolongada semivida permite una única administración diaria, si bien la ceftriaxona no es el principio activo óptimo en las infecciones óseas por S. aureus. Las infecciones nosocomiales por estafilococos meticilina resistentes (SAMR) o por gérmenes gramnegativos resistentes requieren a menudo un tratamiento intravenoso largo con glucopéptidos o antibióticos de amplio espectro. En las infecciones por SAMR, también han demostrado ser eficaces las infusiones continuadas de linezolid, un nuevo derivado de la oxazolidinona con elevada actividad frente a este germen. No obstante, en la actualidad sólo se dispone de escasos datos sobre su utilización en el tratamiento de la osteomielitis.

3 comentarios:

Luisa Beltran dijo...

muchas gracias me servio de mucho pero tienen que mejorar la ortografia ;)

Luisa Beltran dijo...

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lakeziatade dijo...

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